Era
en noviembre de 1977 en Santiago de Chile cuando un joven universitario, llevó
al disco una canción dedicada al amigo ausente “Un café para Platón”, una
narración que marcaría para siempre la vida de su propio autor. Se iniciaba
entonces la historia de uno de los cantautores más importantes de la música
popular chilena.
Esa
canción, entre la metáfora y el código, puso en el corazón de millones de
chilenos un emblema, un lugar de encuentro en medio del agudo silencio,
convirtiéndose en himno para toda una generación. Meses después otra canción
suya, interpretada ahora frente a miles de antorchas empuñadas en el Festival
de Viña del Mar, emocionaba a millones de televidentes y posicionaba como una
figura masiva a este porteño, hijo de Pedro y Tina. Atrás quedaban los años que
guitarra en mano recorría festivales buscando una oportunidad para su música.
Antes de un año su primer vinilo alcanzaba la histórica cifra de 150.000
unidades vendidas. De algún modo este comienzo anunciaba su ingreso al territorio de los clásicos de la música popular latinoamericana; con “Cuando Agosto era 21”, “El velero en la botella” “Un café para platón” “Ana Ariki” El tiempo en las bastillas” “En algún lugar del mundo” “Agua luna” “Los viejos” “Los ojos de Rodrigo”, entre el más del centenar de composiciones compuestas
Ese primer triunfo, sumado a otros logros internacionales como los de Benidorm, en España 1982 y más tarde la OTI Internacional, en México 1984, lo consolidan como un trovador con un estilo reconocido más allá de sus nuestra fronteras. Sus discos se editan en una veintena de países de América y España, lugar donde reside durante cinco años a mediados de los ochenta, grabando para la Compañía Hispavox. Con giras anuales por toda América, la música de Ubiergo consigue desde fines de los setenta gran popularidades en países de la costa del Pacífico, especialmente; Perú, Ecuador y Centroamérica.
Con
treinta y cinco años de trayectoria y casi tres mil conciertos, fiel a su
estilo, el paso de los años sólo ha reafirmado su consecuencia musical
cimentada en las canciones que él mismo escribe y compone. Ajeno a tendencias,
poseedor de un estilo o sello personal reconocido y que trascendió a su propia
generación.
Un
perfil bajo, su espíritu solidario, sumado a la riqueza temática de sus letras,
con una lírica sutil y poética que describe historias cotidianas de profundo
sentido social y humano, ha dejado huella en la memoria colectiva de
generaciones de latinoamericanos con sus versos poblados de metáforas,
melancolía y crítica que caracterizan su obra. Un cantautor que hace más de
treinta años y en los inicios de su carrera fue el primer músico que graba en
Chile canciones de autores proscritos en esos días, entre ellas: “El cautivo de
Til Til” de Patricio Mans (1978), “Te recuerdo Amanda” de Víctor Jara, (1979)
junto a canciones de Silvio Rodríguez, Paco Ibáñez y Neruda. Recientemente, en el Festival de Viña del Mar del año dos mil nueve, el público ovaciona su presentación y le otorga los máximos galardones del certamen; antorcha y gaviotas de plata y oro. Ese mismo año la Ciudad de Valparaíso le confiere la máxima distinción ciudadana designándolo Patrimonio intangible de la Ciudad. Probablemente el reconocimiento más significativo de su trayectoria.
Con 16 discos editados en Chile, seis de ellos publicados en América, tres en España, en la última década ha propuesto tres trabajos discográficos; ”Los ojos del mar”, “Acústico” y “La sombra del Águila” .
Fernando Ubiergo realiza periódicas presentaciones en el país, las que alterna con una, o dos, giras anuales al exterior, ofreciendo conciertos para las comunidades hispanas de Europa, Estados Unidos, Australia y países de Sur y Centro América.
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